lunes, 28 de noviembre de 2016

EL ENCARGADO - CORTO SOBRE EL ACOSO ESCOLAR

Este corto de Sergio Barrejón muestra la cruda realidad: la actitud de los compañeros y el desconocimiento del profesor (8´20¨)



sábado, 26 de noviembre de 2016

EN MEMORIA DE CARLA

ELVIRA LINDO, El País, 5 de enero de 2015.

A las víctimas hay que individualizarlas. Ponerles un rostro, una edad, una familia, un barrio, algunas inquietudes, unos cuantos sueños, una debilidad visible o escondida. Los activistas sociales lo saben desde hace tiempo, tanto como para presentar cualquier campaña que pretenda provocar empatía en el ciudadano con un rostro concreto, un nombre y una edad. Carla, por ejemplo. Una chica de 14 años que estudiaba en un colegio, el Santo Ángel de la Guarda, y con una madre que ahora conocemos, Monserrat. Carla se suicidó arrojándose por un acantilado de su ciudad, Gijón, enferma de desesperación por el acoso y la burla a la que le sometían algunas compañeras de clase. Se mofaban de su físico y de su supuesta condición sexual. Las dos chicas que lideraron las vejaciones a las que la adolescente fue sometida el año antes de que se quitara la vida han sido condenadas a cuatro meses de tareas socioeducativas para mejorar su empatía con el prójimo, en particular, con los seres más débiles. ¿Es suficiente? Si es esa la única medida, no, desde luego que no. En cuatro meses no se cura la chulería ni el desprecio por el dolor del otro. Cuatro meses no son nada si no se exige también a los padres de las autoras del delito que recapaciten sobre los valores que jamás se inculcaron en casa y por la poca atención que prestaron a la personalidad oscura y diabólica que iba haciéndose presente en sus hijas. Cuatro meses pasan volando y son estériles si la dirección del colegio en el que tuvo lugar la pesadilla que llevó a Carla a precipitarse al vacío no asume su culpa y emprende un debate para reflexionar sobre una responsabilidad que también debería recaer en un claustro que ignoró o no dio importancia al padecimiento de una de sus alumnas.

Cosas de niñas. Así se resume en más ocasiones de las que pensamos y sabemos la persecución, la burla, el escarnio que ocurren secretamente en los centros escolares. La mayoría de las veces nadie se entera del padecimiento de un niño o de una adolescente. Los chavales no suelen contar demasiado en casa porque viven el acoso al que están sometidos con culpabilidad y vergüenza. Ese silencio permite que los chulos o las chulas actúen impunemente, divirtiéndose con el sufrimiento de la criatura acorralada; por lo demás, el resto de la clase, por un temor comprensible a ser también estigmatizados, suelen callar o colaborar vagamente. Cada cierto tiempo, el horror del acoso escolar se hace visible en la prensa porque la víctima, viéndose sin capacidad para acabar con su angustia, pone fin a su vida. Es así de crudo: sabemos de la víctima por su suicidio. A Carla le daba terror ir al instituto, pero al temor que le producía el encuentro con sus torturadoras había que añadir uno de nuevo cuño: la angustia que le provocaba el comprobar cómo se burlaban de ella a través de las redes, es decir, como divulgaban en el ciberespacio la mofa para tenerla paralizada en un terror sin escapatoria. Ni en su propio dormitorio estaba a salvo la pobre desdichada de sus torturadores, ya sabemos que las injurias en Internet tienen la peculiaridad de colarse por cualquier resquicio. Esta es una historia más común de lo que parece y no se trata solamente de un delito juvenil ni que sufran en exclusiva los adolescentes. La justicia va más lenta que la tecnología y castigar al que delinque en la red, aunque es posible y cada vez más frecuente, tarda un tiempo que a la víctima se le representa como insoportable. Imagino que el castigo al bulling cibernético, agazapada la identidad del malhechor en el cobarde anonimato, acabará precisando de un mecanismo exprés para ser penalizado, dada la rapidez con que en el medio se difunden las injurias.



Parece que en estas fechas hay una voluntad colectiva de concordia, que las rivalidades pierden fuste y nuestras columnas se engalanan con buenos propósitos. Tal vez deba ser así, conviene y es saludable que sea así, que el pensamiento se mantenga en suspenso unos días antes de volver a la carga, a la bronca, a la opinión, a la arena. Pero me ha resultado inevitable, después de ver en el periódico esta semana el rostro de Montserrat Magnien, la madre de Carla, pensar que para ella no habrá Nochevieja ni Año Nuevo, que desde el 11 de abril de 2013 el tiempo avanza en una densidad amorfa, sin conceder tregua alguna ni consuelo, empecinada como está su mente en un solo propósito: que se haga justicia. Y he querido que el primer artículo de este año que acabamos de inaugurar esté dedicado a ella, a esta madre que sólo va a encontrar razones para vivir litigando a fin de que su caso, el caso de su hija Carla, se convierta en paradigmático, y que su muerte no haya sido en vano, que nos enseñe a atajar la crueldad cuando brota: desde la casa, la escuela, la justicia, que entendamos la necesidad de enseñar a quienes no tienen demasiadas luces, a los resentidos, a los duros de corazón a sufrir con el dolor ajeno. Y si es que la naturaleza no les ha dado la capacidad de comprender el sufrimiento del prójimo que sea la justicia quien ponga freno a su tara. Quería que mi artículo tuviera un rostro, el de Montserrat, y enviarle desde aquí un abrazo para que no se sienta, como seguro que se sentirá, tan sola.



jueves, 24 de noviembre de 2016

TRIÁNGULO DE STRATHCLYDE


Según la teoría del dominio social, el acoso escolar se plantea como una forma de obtención de estatus social por parte de los agresores dentro del grupo de clase. Desde este punto de vista las conductas agresivas formarían parte de los recursos utilizados para obtener una buena posición por parte de los agresores entre los iguales y  podría ser contempladas de un modo positivo por el resto de compañeros . Teniendo esto último presente, el modelo del triángulo de Strathclyde explica el acoso escolar como un proceso grupal dinámico con una serie de etapas desde un estadío inicial hasta el momento en el que se consolida como un caso. En las siguientes figuras se explica el fenómeno desde esta perspectiva.  

FIGURA 1. En esta figura, se representa un hipotético grupo de clase a principio de curso (por ejemplo en 1º de ESO de un centro público) cuando todavía no se han establecido vínculos de amistad o de afinidad social sólidos entre los estudiantes. Bajo estas circunstancias, todavía existe una falta de estructura en el grupo. En algunos grupos de clase suelen encontrarse estudiantes con un perfil más agresivo. Este tipo de alumnado tiende a utilizar diferentes estrategias de dominio para conseguir una serie de recursos sociales en el grupo (para lograr estatus entre sus compañeros, para formar un grupo a su alrededor o como simple descarga emocional).
FIGURA 2. Este tipo de alumnado con un perfil más agresivo, comenzará a probar o tantear a algunos de sus compañeros, llevando a cabo alguna 'broma', burla, etc. Si la situación no produce en compañero objetivo o diana un cambio emocional (ej: miedo, vergüenza) la 'broma' o burla no habrá funcionado. 

FIGURA 3. Entonces, probará con otro compañero. Si en este segundo caso tampoco funciona, bien porque este estudiante no ha respondido como esperaba el agresor o bien le ha contestado o mostrado algo de agresividad, entonces, seguirá intentándolo con otros.

FIGURA 4. Finalmente el estudiante agresivo, encontrará a aquel estudiante que encaja con sus objetivos. Alguien que se asuste o pierda el control cuando el estudiante agresivo se burle de él. Esto podría desembocar en una risa compartida y probablemente un acercamiento de varios estudiantes hacia el que ha comenzado la burla.


FIGURA 5. La existencia de un grupo dentro de la clase que haya comenzado a cohesionarse a partir de realizar conductas agresivas hacia otros compañeros, puede generar incomodidad en el resto de estudiantes que se encuentren todavía fuera de un grupo.



FIGURA 6. El resto de estudiantes que no se sientan a gusto con los incipientes episodios de acoso escolar tenderán a formar sus propios grupos en torno a líderes más positivos. Con este último tipo de movimientos se consolidará el aislamiento de la potencial víctima.

domingo, 20 de noviembre de 2016

SOCIOESCUELA

CASO 4 – DETECCIÓN TEMPRANA DE BULLYING

ANALISIS DE LA SITUACIÓN

Se trata de un grupo numeroso de 4º ESO, mayoritariamente de 15 años, formado por 31 alumnos de los cuales casi la mitad son chicas. Es esta una edad donde los casos de bullying son menos frecuentes ya que los adolescentes han ido cambiando su forma de pensar, sentir e interactuar con los demás, así como en el desarrollo de su cuerpo. No obstante, hay que mantenerse atento para que estos no se produzcan. La mayoría de las chicas ya han alcanzado su madurez física y están llegando al final de la pubertad. Los varones todavía están desarrollándose físicamente durante esta época. A esta edad puede preocuparles el peso, el tamaño o la forma de su cuerpo. Los trastornos de alimentación pueden darse especialmente entre las chicas.

A partir de esta edad, los adolescentes están desarrollando sus propias opiniones y su personalidad. Las relaciones entre los amigos todavía son muy importantes, pero van adquiriendo otros intereses a medida que establecen una identidad más definida. A partir de los quince años, los adolescentes se interesan más por las personas del sexo opuesto, tienen menos conflictos con los padres, muestras más independencia de sus progenitores, tienen una mayor capacidad de mostrar afecto y compartir, y de desarrollar relaciones más íntimas, pasan menos tiempo con sus padres y más con los amigos. La tristeza y la depresión pueden afectar su rendimiento escolar y hacer que consuman alcohol y drogas, pueden tener relaciones sexuales sin protección y enfrentarse así a otros problemas.

En sesiones de tutoría, se ha realizado una sociometría gracias a la cual hemos conocido los subgrupos y los alumnos con mayor afinidad entre ellos. Hay un total de cuatro subgrupos que muestran reciprocidad entre sus miembros. No obstante, también hemos detectado rechazos entre ellos. En general. El status sociométrico de todos los miembros del grupo es más o menos normal, excepto en el caso del Alumno 3. Este diagnóstico nos lleva a combinar esta técnica con el heteroinforme para indagar más en las causas de este rechazo. Gracias a los informes elaborados por los alumnos sobre sus compañeros, sabemos que la mayoría de ellos se sienten bien en el grupo porque consideran que tienen bastantes amigos. No obstante, reconocen que es algo difícil estudiar en el grupo y que hay algunos conflictos entre compañeros. El Alumno 3 es señalado por tres testigos por encontrarse en riesgo de bullying. No indican que haya maltrato físico pero sí declaran que con alguna frecuencia recibe insultos e intimidaciones personales o a través del móvil o Internet. Algunas veces le aíslan, le rechazan y le hablan mal. Nos encontramos ante un caso incipiente de acoso escolar que requiere nuestra intervención para que no vaya a mayores.

INTERVENCIÓN

RECOGIDA DE INFORMACIÓN: El tutor deberá actuar coordinado con el Departamento de Orientación y, en el caso de que en el centro exista un Plan de Mediación, podrá pedir su intervención. En caso contrario, el profesor tutor mantendrá una entrevista con los tres alumnos testigos para recabar más información sobre el caso y la situación del Alumno 3 en el grupo. De este modo, obtendrá más detalles sobre por qué piensan que el Alumno 3 se defiende algo mal, cómo y en qué circunstancias discute con los compañeros (ya que consideran que lo hace bastante) y por qué piensan que es diferente a los demás. Por los indicios del caso y la edad de los alumnos, es muy posible que el Alumno 3 sea un adolescente LGTB que se encuentra en búsqueda de su identidad sexual.

ENTREVISTA PERSONAL CON EL ALUMNO 3: El profesor tutor mantendrá una entrevista personal con el Alumno 3. En ella intentará establecer un clima de confianza para que el Alumno 3 hable con libertad sobre su situación en el grupo, que no se sienta juzgado y exprese sus sentimientos y emociones. Es fundamental que el adulto sepa crear este clima de comprensión para conocer realmente lo que le sucede al Alumno 3 y que este se sienta protegido y comprendido. El tutor abordará las situaciones de conflicto que se han producido e intentará ofrecerle herramientas para defenderse y no entrar en las provocaciones violentas. El Alumno 3 debe tener la certeza de que puede contar con su profesor tutor ante un nuevo intento de intimidación.

ENTREVISTA CON LOS ALUMNOS ACOSADORES: El profesor tutor escuchará, en primer lugar, lo que los alumnos que han insultado al Alumno 3 tienen que decir. Es labor del profesor tutor mediar en el conflicto pero debe mostrarse preciso y riguroso en cuáles serán las actuaciones que llevará a cabo si las intimidaciones al Alumno 3 persisten, dejando claro que este comportamiento se pondrá en conocimiento de sus padres y que deben respetar a todos los miembros del grupo, independientemente de sus ideas, tendencias sexuales, etc. Las intimidaciones y agresiones verbales deben cesar de manera drástica.

ENTREVISTA CON LOS ALUMNOS 30 Y 4: El profesor tutor pedirá la colaboración de los Alumnos 30 y 4 cuando haya algún intento de agresión verbal hacia el Alumno 3 o hacia otro alumno. Se les indicará explícitamente que se pide su colaboración porque son personas aceptadas y respetadas por el grupo y que pueden ejercer una papel importante como líderes positivos de la clase. Su labor, con pequeños gestos, puede ser muy beneficiosa para la convivencia del grupo. Se pide la ayuda de estos dos alumnos porque pertenecen a dos subgrupos distintos de la clase, intentando con esta actuación dar mayor vertebración al grupo de alumnos.

SEGUIMIENTO DEL CASO

El profesor tutor llevará a cabo un seguimiento del caso mediante la observación del grupo y las conversaciones informales con los alumnos relacionados con el caso, especialmente en el caso del Alumno 3 para que se sienta acompañado,  apoyado y protegido.

En el caso de que las intimidaciones verbales persistan o vayan a más, se citará a las familias de los alumnos acosadores para poner en su conocimiento el comportamiento llevado a cabo por sus hijos y pedir su colaboración para que este cese. También se pedirá la intervención de Jefatura de Estudios para tomar medidas sancionadoras, aunque esperamos que esto no será necesario.

En el Plan de Acción Tutorial deberá contemplarse tratar el tema de la realidad LGTB mediante alguna charla a los alumnos por parte de miembros de colectivos como COGAM.


El profesor tutor también tratará el tema de la convivencia en el aula en alguna sesión de tutoría, abordando la cuestión de forma genérica, con el fin de dar a los adolescentes herramientas para relacionarse con todo tipo de personas. Es fundamental que aprendan a respetar a todas las personas, independientemente de sus afinidades personales, ideológicas o de cualquier tipo.