miércoles, 30 de noviembre de 2016
lunes, 28 de noviembre de 2016
EL ENCARGADO - CORTO SOBRE EL ACOSO ESCOLAR
Este corto de Sergio Barrejón muestra la cruda realidad: la actitud de los compañeros y el desconocimiento del profesor (8´20¨)
sábado, 26 de noviembre de 2016
EN MEMORIA DE CARLA
ELVIRA LINDO, El País, 5 de enero de 2015.
A las víctimas hay que individualizarlas.
Ponerles un rostro, una edad, una familia, un barrio, algunas inquietudes, unos
cuantos sueños, una debilidad visible o escondida. Los activistas sociales lo
saben desde hace tiempo, tanto como para presentar cualquier campaña que
pretenda provocar empatía en el ciudadano con un rostro concreto, un nombre y
una edad. Carla, por ejemplo. Una chica de 14 años que estudiaba en un
colegio, el Santo Ángel de la Guarda, y con una madre que ahora conocemos,
Monserrat. Carla se suicidó arrojándose por un acantilado de su ciudad, Gijón,
enferma de desesperación por el acoso y la burla a la que le sometían algunas
compañeras de clase. Se mofaban de su físico y de su supuesta condición sexual.
Las dos chicas que lideraron las vejaciones a las que la adolescente fue
sometida el año antes de que se quitara la vida han sido condenadas a cuatro
meses de tareas socioeducativas para mejorar su empatía con el prójimo, en
particular, con los seres más débiles. ¿Es suficiente? Si es esa la única
medida, no, desde luego que no. En cuatro meses no se cura la chulería ni el
desprecio por el dolor del otro. Cuatro meses no son nada si no se exige
también a los padres de las autoras del delito que recapaciten sobre los
valores que jamás se inculcaron en casa y por la poca atención que prestaron a
la personalidad oscura y diabólica que iba haciéndose presente en sus hijas.
Cuatro meses pasan volando y son estériles si la dirección del colegio en el
que tuvo lugar la pesadilla que llevó a Carla a precipitarse al vacío no asume
su culpa y emprende un debate para reflexionar sobre una responsabilidad que
también debería recaer en un claustro que ignoró o no dio importancia al padecimiento
de una de sus alumnas.
Cosas de
niñas. Así se resume en más ocasiones de las que pensamos y sabemos la
persecución, la burla, el escarnio que ocurren secretamente en los centros
escolares. La mayoría de las veces nadie se entera del padecimiento de un niño
o de una adolescente. Los chavales no suelen contar demasiado en casa porque
viven el acoso al que están sometidos con culpabilidad y vergüenza. Ese
silencio permite que los chulos o las chulas actúen impunemente, divirtiéndose
con el sufrimiento de la criatura acorralada; por lo demás, el resto de la
clase, por un temor comprensible a ser también estigmatizados, suelen callar o
colaborar vagamente. Cada cierto tiempo, el horror del acoso escolar se hace
visible en la prensa porque la víctima, viéndose sin capacidad para acabar con
su angustia, pone fin a su vida. Es así de crudo: sabemos de la víctima por su
suicidio. A Carla le daba terror ir al instituto, pero al temor que le producía
el encuentro con sus torturadoras había que añadir uno de nuevo cuño: la
angustia que le provocaba el comprobar cómo se burlaban de ella a través de las
redes, es decir, como divulgaban en el ciberespacio la mofa para tenerla
paralizada en un terror sin escapatoria. Ni en su propio dormitorio estaba a
salvo la pobre desdichada de sus torturadores, ya sabemos que las injurias en
Internet tienen la peculiaridad de colarse por cualquier resquicio. Esta es una
historia más común de lo que parece y no se trata solamente de un delito
juvenil ni que sufran en exclusiva los adolescentes. La justicia va más lenta
que la tecnología y castigar al que delinque en la red, aunque es posible y
cada vez más frecuente, tarda un tiempo que a la víctima se le representa como
insoportable. Imagino que el castigo al bulling cibernético,
agazapada la identidad del malhechor en el cobarde anonimato, acabará
precisando de un mecanismo exprés para ser penalizado, dada la rapidez con que
en el medio se difunden las injurias.
Parece que en estas fechas hay una
voluntad colectiva de concordia, que las rivalidades pierden fuste y nuestras
columnas se engalanan con buenos propósitos. Tal vez deba ser así, conviene y
es saludable que sea así, que el pensamiento se mantenga en suspenso unos días
antes de volver a la carga, a la bronca, a la opinión, a la arena. Pero me ha
resultado inevitable, después de ver en el periódico esta semana el rostro de
Montserrat Magnien, la madre de Carla, pensar que para ella no habrá Nochevieja
ni Año Nuevo, que desde el 11 de abril de 2013 el tiempo avanza en una densidad
amorfa, sin conceder tregua alguna ni consuelo, empecinada como está su mente
en un solo propósito: que se haga justicia. Y he querido que el primer artículo
de este año que acabamos de inaugurar esté dedicado a ella, a esta madre que
sólo va a encontrar razones para vivir litigando a fin de que su caso, el caso
de su hija Carla, se convierta en paradigmático, y que su muerte no haya sido
en vano, que nos enseñe a atajar la crueldad cuando brota: desde la casa, la
escuela, la justicia, que entendamos la necesidad de enseñar a quienes no
tienen demasiadas luces, a los resentidos, a los duros de corazón a sufrir con
el dolor ajeno. Y si es que la naturaleza no les ha dado la capacidad de
comprender el sufrimiento del prójimo que sea la justicia quien ponga freno a
su tara. Quería que mi artículo tuviera un rostro, el de Montserrat, y enviarle
desde aquí un abrazo para que no se sienta, como seguro que se sentirá, tan
sola.
jueves, 24 de noviembre de 2016
TRIÁNGULO DE STRATHCLYDE
Según la teoría del dominio
social, el acoso escolar se plantea como una forma de obtención de estatus
social por parte de los agresores dentro del grupo de clase. Desde este punto
de vista las conductas agresivas formarían parte de los recursos utilizados
para obtener una buena posición por parte de los agresores entre los iguales y
podría ser contempladas de un modo positivo por el resto de compañeros .
Teniendo esto último presente, el modelo del triángulo de Strathclyde explica
el acoso escolar como un proceso grupal dinámico con una serie de etapas desde
un estadío inicial hasta el momento en el que se consolida como un caso. En las
siguientes figuras se explica el fenómeno desde esta perspectiva.
FIGURA 1. En esta figura, se representa un
hipotético grupo de clase a principio de curso (por ejemplo en 1º de ESO de un
centro público) cuando todavía no se han establecido vínculos de amistad o de
afinidad social sólidos entre los estudiantes. Bajo estas circunstancias,
todavía existe una falta de estructura en el grupo. En algunos grupos de
clase suelen encontrarse estudiantes con un perfil más agresivo. Este tipo de
alumnado tiende a utilizar diferentes estrategias de dominio para conseguir una
serie de recursos sociales en el grupo (para lograr estatus entre sus
compañeros, para formar un grupo a su alrededor o como simple descarga
emocional).
FIGURA 2. Este tipo de alumnado con un perfil más
agresivo, comenzará a probar o tantear a algunos de sus compañeros, llevando a
cabo alguna 'broma', burla, etc. Si la situación no produce en compañero
objetivo o diana un cambio emocional (ej: miedo, vergüenza) la 'broma' o
burla no habrá funcionado.
FIGURA 3. Entonces, probará con otro compañero. Si
en este segundo caso tampoco funciona, bien porque este estudiante no ha
respondido como esperaba el agresor o bien le ha contestado o mostrado algo de
agresividad, entonces, seguirá intentándolo con otros.
FIGURA 4. Finalmente el estudiante agresivo,
encontrará a aquel estudiante que encaja con sus objetivos. Alguien que se
asuste o pierda el control cuando el estudiante agresivo se burle de él. Esto
podría desembocar en una risa compartida y probablemente un acercamiento de
varios estudiantes hacia el que ha comenzado la burla.
FIGURA 5. La existencia de un grupo dentro de la
clase que haya comenzado a cohesionarse a partir de realizar conductas
agresivas hacia otros compañeros, puede generar incomodidad en el resto de
estudiantes que se encuentren todavía fuera de un grupo.
FIGURA 6. El resto de estudiantes que no se sientan a
gusto con los incipientes episodios de acoso escolar tenderán a formar sus
propios grupos en torno a líderes más positivos. Con este último tipo de
movimientos se consolidará el aislamiento de la potencial víctima.
lunes, 21 de noviembre de 2016
domingo, 20 de noviembre de 2016
SOCIOESCUELA
CASO 4 – DETECCIÓN
TEMPRANA DE BULLYING
ANALISIS DE LA SITUACIÓN
Se trata de un grupo numeroso de 4º ESO, mayoritariamente de 15
años, formado por 31 alumnos de los cuales casi la mitad son chicas. Es esta
una edad donde los casos de bullying son menos frecuentes ya que los
adolescentes han ido cambiando su forma de pensar, sentir e interactuar con los
demás, así como en el desarrollo de su cuerpo. No obstante, hay que mantenerse
atento para que estos no se produzcan. La mayoría de las chicas ya han alcanzado
su madurez física y están llegando al final de la pubertad. Los varones todavía
están desarrollándose físicamente durante esta época. A esta edad puede
preocuparles el peso, el tamaño o la forma de su cuerpo. Los trastornos de
alimentación pueden darse especialmente entre las chicas.
A partir de esta edad, los adolescentes están desarrollando sus
propias opiniones y su personalidad. Las relaciones entre los amigos todavía
son muy importantes, pero van adquiriendo otros intereses a medida que establecen
una identidad más definida. A partir de los quince años, los adolescentes se
interesan más por las personas del sexo opuesto, tienen menos conflictos con
los padres, muestras más independencia de sus progenitores, tienen una mayor
capacidad de mostrar afecto y compartir, y de desarrollar relaciones más
íntimas, pasan menos tiempo con sus padres y más con los amigos. La tristeza y
la depresión pueden afectar su rendimiento escolar y hacer que consuman alcohol
y drogas, pueden tener relaciones sexuales sin protección y enfrentarse así a
otros problemas.
En sesiones de tutoría, se ha realizado una sociometría gracias a
la cual hemos conocido los subgrupos y los alumnos con mayor afinidad entre
ellos. Hay un total de cuatro subgrupos que muestran reciprocidad entre sus
miembros. No obstante, también hemos detectado rechazos entre ellos. En
general. El status sociométrico de todos los miembros del grupo es más o menos
normal, excepto en el caso del Alumno 3. Este diagnóstico nos lleva a combinar
esta técnica con el heteroinforme para indagar más en las causas de este
rechazo. Gracias a los informes elaborados por los alumnos sobre sus
compañeros, sabemos que la mayoría de ellos se sienten bien en el grupo porque
consideran que tienen bastantes amigos. No obstante, reconocen que es algo
difícil estudiar en el grupo y que hay algunos conflictos entre compañeros. El
Alumno 3 es señalado por tres testigos por encontrarse en riesgo de bullying.
No indican que haya maltrato físico pero sí declaran que con alguna frecuencia
recibe insultos e intimidaciones personales o a través del móvil o Internet.
Algunas veces le aíslan, le rechazan y le hablan mal. Nos encontramos ante un
caso incipiente de acoso escolar que requiere nuestra intervención para que no
vaya a mayores.
INTERVENCIÓN
RECOGIDA DE INFORMACIÓN: El tutor deberá actuar coordinado con el
Departamento de Orientación y, en el caso de que en el centro exista un Plan de
Mediación, podrá pedir su intervención. En caso contrario, el profesor tutor
mantendrá una entrevista con los tres alumnos testigos para recabar más
información sobre el caso y la situación del Alumno 3 en el grupo. De este
modo, obtendrá más detalles sobre por qué piensan que el Alumno 3 se defiende
algo mal, cómo y en qué circunstancias discute con los compañeros (ya que
consideran que lo hace bastante) y por qué piensan que es diferente a los
demás. Por los indicios del caso y la edad de los alumnos, es muy posible que
el Alumno 3 sea un adolescente LGTB que se encuentra en búsqueda de su
identidad sexual.
ENTREVISTA PERSONAL CON EL ALUMNO 3: El profesor tutor mantendrá
una entrevista personal con el Alumno 3. En ella intentará establecer un clima
de confianza para que el Alumno 3 hable con libertad sobre su situación en el
grupo, que no se sienta juzgado y exprese sus sentimientos y emociones. Es
fundamental que el adulto sepa crear este clima de comprensión para conocer
realmente lo que le sucede al Alumno 3 y que este se sienta protegido y
comprendido. El tutor abordará las situaciones de conflicto que se han
producido e intentará ofrecerle herramientas para defenderse y no entrar en las
provocaciones violentas. El Alumno 3 debe tener la certeza de que puede contar
con su profesor tutor ante un nuevo intento de intimidación.
ENTREVISTA CON LOS ALUMNOS ACOSADORES: El profesor tutor
escuchará, en primer lugar, lo que los alumnos que han insultado al Alumno 3
tienen que decir. Es labor del profesor tutor mediar en el conflicto pero debe
mostrarse preciso y riguroso en cuáles serán las actuaciones que llevará a cabo
si las intimidaciones al Alumno 3 persisten, dejando claro que este
comportamiento se pondrá en conocimiento de sus padres y que deben respetar a
todos los miembros del grupo, independientemente de sus ideas, tendencias
sexuales, etc. Las intimidaciones y agresiones verbales deben cesar de manera
drástica.
ENTREVISTA CON LOS ALUMNOS 30 Y 4: El profesor tutor pedirá la
colaboración de los Alumnos 30 y 4 cuando haya algún intento de agresión verbal
hacia el Alumno 3 o hacia otro alumno. Se les indicará explícitamente que se
pide su colaboración porque son personas aceptadas y respetadas por el grupo y
que pueden ejercer una papel importante como líderes positivos de la clase. Su
labor, con pequeños gestos, puede ser muy beneficiosa para la convivencia del
grupo. Se pide la ayuda de estos dos alumnos porque pertenecen a dos subgrupos
distintos de la clase, intentando con esta actuación dar mayor vertebración al
grupo de alumnos.
SEGUIMIENTO DEL CASO
El profesor tutor llevará a cabo un seguimiento del caso mediante
la observación del grupo y las conversaciones informales con los alumnos
relacionados con el caso, especialmente en el caso del Alumno 3 para que se
sienta acompañado, apoyado y protegido.
En el caso de que las intimidaciones verbales persistan o vayan a
más, se citará a las familias de los alumnos acosadores para poner en su
conocimiento el comportamiento llevado a cabo por sus hijos y pedir su
colaboración para que este cese. También se pedirá la intervención de Jefatura
de Estudios para tomar medidas sancionadoras, aunque esperamos que esto no será
necesario.
En el Plan de Acción Tutorial deberá contemplarse tratar el tema
de la realidad LGTB mediante alguna charla a los alumnos por parte de miembros
de colectivos como COGAM.
El profesor tutor también tratará el tema de la convivencia en el
aula en alguna sesión de tutoría, abordando la cuestión de forma genérica, con
el fin de dar a los adolescentes herramientas para relacionarse con todo tipo
de personas. Es fundamental que aprendan a respetar a todas las personas,
independientemente de sus afinidades personales, ideológicas o de cualquier
tipo.
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